Martes, 15 Junio 2021 06:39

Manos a la obra

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MANOS A LA OBRA

Aspectos básicos

 

Parto de la base que cada principiante debe tener una formación básica de técnica, colocación perfecta de dedos, manos, muñeca, brazos y espalda. Si esto de entrada es incorrecto, estamos colocando desde el principio barreras en la adecuada progresión. Es como comenzar a construir un edificio cimentándolo con pilares torcidos. En este apartado es donde más hay que incidir al principio ya que saltarse peldaños solo generará un aprendizaje lleno de trabas. Pongo el ejemplo de una incorrecta colocación del brazo y muñeca izquierda, que es el germen de problemas en la colocación de la cejilla. El alumno verá como progresa en otras técnicas pero la cejilla no la aprieta bien, no le suenan las cuerdas limpiamente, le duele la mano, los dedos, y aparece el primer enemigo: la frustración. Desde ese momento y posiblemente durante mucho tiempo, el aprendiz de guitarrista tendrá que lidiar con un peso moral añadido. Cada vez que necesite hacer la cejilla con el índice izquierdo lo sentirá como algo doloroso y tocará con miedo. Así no se puede tocar ni se puede avanzar. Hay que hacerlo siempre con ilusión y motivación. Por ello incido mucho en una buena formación básica de colocación. Esto es tan solo un pequeño ejemplo.

 

El aprendizaje en la guitarra, como con todo instrumento musical, debe ser progresivo. Comenzar pretendiendo unos resultados inmediatos genera lo que los músicos denominamos “vicios” (ya sé que somos muy viciosos, pero eso es otra historia). Un vicio postural, de colocación de dedos, manos, de ejecución, de tempo, etc, es una losa que nos va a impedir tocar de modo natural. Ahí cobra mucha fuerza la figura del profesor, que es quien debe saber detectarlo y corregirlo de inmediato.

 

Por otro lado el alumno debe aprender a saber discernir entre la correcta ejecución al tocar y lo que se toca “con suciedad”. Esto último quiere decir algo así como hacer sonidos incorrectos, sin pulsar bien, o con asincronía entre manos. Con el tiempo, este aspecto es fundamental para avanzar. Es lo que tantas veces repito en clases: ser honesto. La honestidad tocando es muy importante. Cada uno debemos tocar al nivel que realmente tenemos y no al nivel que creemos que tenemos, o el que desearíamos tener. Para ello es muy importante la paciencia y, sobre todo, la constancia.

 

Considero fundamental en el aprendizaje no solo lo intrínseco a la guitarra, sino también a la forma de estudiar, a saber organizar su tiempo para hacerlo concentrado, y a aprender a ser su propio profesor cuando el profesor no está delante. Esto no se aprende de entrada y es una materia importante que el alumno debe ir asimilando a medida que lo hace también con los conceptos más puramente guitarrísticos.

Martes, 08 Junio 2021 10:56

Elección del instrumento

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Elección del instrumento

Llegará un momento en el que necesites un instrumento ajustado a tu nivel de progresión. Normalmente se comienza con esa guitarra que te regalaron, que tu hermano no toca ya, o que te prestó un amigo, por poner varios ejemplos típicos. Llega un punto en el que comienzas a ejecutar con cierta destreza, sacar sonidos de cierta calidad e intuyes que ya debes hacerte con un instrumento en condiciones. Es el momento de hacerse con una guitarra que será ya tuya, con quien vas a compartir tu vida musical. Es algo importante. Tendrás con el tiempo seguramente otras guitarras de más nivel, pero esa primera será única para ti.

Nada como el consejo profesional de tu mismo profesor. El conoce tus manos, tu forma de trasmitir e intuye tu evolución mejor que nadie. Podrá aconsejarte sobre el tipo de guitarra, maderas, alturas, dureza, color del sonido y nivel de la guitarra que necesites. Ahora bien, siempre debes tener tú la última palabra. Serás tú quien la va a tocar a diario durante años y esa decisión debe pasar por tus manos y tu intuición. Si tu profesor te aconseja un instrumento y tú no sientes que es para ti, no te lo quedes. Podrás volver otro día, contemplar más opciones y adoptar una decisión más certera. Ahora bien, si el universo conspira –como decía Coelho- y se hace realidad que tanto tu profesor como tus sensaciones coinciden, hazte con ella inmediatamente. A partir de ese momento, vais a iniciar tu guitarra y tu una singladura por los mares de la vida, musical y personal, pero siempre unidos. Ya verás.

Consideraciones sobre maderas

Estamos delante de una guitarra española, clásica o flamenca, y lo primero que se fija el estudiante son los colores que, precisamente, es lo último en lo que percibe el entendido. Antes que nada sería conveniente saber distinguir claramente el palo santo del ciprés. Es muy sencillo, tan solo hay que fijarse en el color de los aros (la parte lateral que le da la forma a la guitarra) y el fondo (la parte trasera): si son del mismo color que la tapa (la parte frontal) es porque son de ciprés (guitarra flamenca). En caso contrario se podrá observar que aros y fondo son de color oscuro, distinto al de la tapa, que es lo que distingue visualmente al palo santo. Ahí tenemos la primera distinción.

A continuación necesitamos distinguir entre las maderas que pueden montarse en la tapa (la parte frontal). Normalmente suelen ser de pino o cedro. El pino es claro y el cedro de un color tabaco, más oscuro. Os preguntaréis qué madera puede ser una guitarra de color amarillo, naranja, o roja, por ejemplo. La respuesta es bien sencilla: el pino es una madera tan clara que cuando se barniza se le puede dar el color que se quiera. Sin embargo el cedro, al ser más oscuro y con un color definido, modifica cualquier tonalidad oscureciéndola. Existen otras maderas como el arce o el palo rosa, por ejemplo, con las que se construyen también guitarras pero son un poco la excepción con respecto al pino, cedro, palo santo y ciprés expuesto anteriormente.

Martes, 23 Febrero 2021 08:06

La Guitarra

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LA GUITARRA

Bienvenidos al mundo de los sueños, del disfrute, y de la introspección por medio de un instrumento musical. Pero también al del esfuerzo, la desazón en muchas ocasiones y, sobre todo, al de la esclavitud perpetua aunque, todo hay que decirlo, la esclavitud proporcionada por la pasión es sinónimo de libertad. Esta maravillosa combinación tiene nombre: Guitarra. Si, con mayúsculas. Porque toda ella encierra esos conceptos  y mucho más. Es la vida en sí misma. En el fondo de la guitarra queda grabada la vida del guitarrista. En sus formas reposan las emociones, sentimientos y vivencias. La mejor autobiografía escrita con invisibles notas sobre una partitura de madera. Por eso es la mejor confidente, el confesionario que se abraza, el cajón donde mejor se guardan los secretos, o la ventana a la vida por donde se airea el alma. Una droga que no mata, tan solo te roba el tiempo. Pero a la vez le da sentido a muchas vidas, le endulza el presente y les enseña el camino cuando no se encuentra la solución. Por eso siempre digo que la guitarra es eso, eso y mucho más. Cuántos guitarristas conservan su primer instrumento, a pesar de ser de inferior calidad a otros adquiridos con el tiempo. Por algo será.

 

La guitarra se pasea por el mundo con diversos disfraces, desde la guitarra barroca hasta la eléctrica, pasando por la clásica, flamenca, acústica, romántica, de ocho cuerdas o más, hasta incluso con variantes en su construcción que le lleva a denominarla como cut-away, requinto, guitarra bajo, guitarrón, o con modificaciones electro acústicas que le abren a espectros de sonido procesado como las guitarras midi o las que incorporan sistemas piezoeléctricos. Todo ello en realidad no es más que un vestido que colorea su sonido, forma o aspecto, pero cada uno de estos instrumentos no deja de ser una guitarra, con su diapasón, su puente, sus cuerdas, sus clavijas y, sobre todo, su alma. Cada guitarra es un mundo propio, un pozo de sensaciones y una historia que le otorga una vida propia, totalmente independiente de cualquier otra. Podemos comparar dos guitarras construidas a la vez por el mismo guitarrero, con maderas gemelas del mismo corte, creadas en la misma época del año, con las mismas condiciones de humedad y temperatura, y en el mismo lugar, y nunca sonarán igual. Es la magia de la guitarra.

 

Para poder llegar al mundo de la metáfora descrita al principio es necesario antes adentrarnos en la realidad. Nadie nace sabiendo tocar la guitarra y todos necesitamos un proceso de aprendizaje. Los hay con suerte cuando forman parte de una familia de músicos, guitarristas sobre todo, o profesionales del ramo. El sentido musical forma ya parte intrínseca desde bien pequeño, incluso antes de nacer. Pero también hay muchos casos donde el estudiante de guitarra es la primera persona de la familia que se adentra en el mundo la música y el aprendizaje de un instrumento. Bajo mi punto de vista, en los dos casos es siempre necesario la figura de un buen profesor, a no ser que el familiar que guíe al aprendiz lo sea. Aun así, considero muy a tener en cuenta que el profesor sea siempre alguien ajeno a la familia.

 

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