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DIFERENTES TIPOS DE GUITARRA
Cuando escuchamos hablar de guitarra, a cada uno nos lleva la mente a un tipo diferente de guitarra en función de la propia cultura musical. Para un norteamericano o inglés, lo más usual sería que pensara en una eléctrica; un centroeuropeo puede que se debata entre una eléctrica, acústica o clásica; pero para la mayoría de españoles creo que la imagen será la de una guitarra clásica lo más probable o, tal vez en menor medida, una guitarra flamenca.
Voy a hacer una exposición de los diferentes tipos de guitarra en función de su construcción y sus características, así como una breve explicación acerca de cada clase de instrumento. Parto del concepto del tipo de sonido, generado por pulsación como las guitarras españolas (clásica y flamenca), así como por las acústicas, y por otro lado las eléctricas, que fundamentan el sonido en una transmisión de la vibración captada por sus traductores de sonido a una señal eléctrica. Y ya que estamos en los albores de la era de los vehículos eléctricos, también hablaremos de sistemas “híbridos” para nuestro instrumento.
CUANDO EL SONIDO ES PRODUCIDO POR LA CAJA DE RESONANCIA
A modo de explicación muy rudimentaria, y para que todo el mundo lo comprenda, voy a tratar de contar como se produce la magia en una guitarra:
El camino del sonido comienza en la pulsación de la cuerda. La vibración es captada por un hueso ajustado en el puente (es la pieza donde se anudan las cuerdas en medio de la tapa). Esa vibración pasa a la parte interior de la tapa (la parte frontal de la guitara, esa que tiene una boca redonda en medio), donde hay unas barras finas y alargadas que distribuyen esa vibración por toda la caja de resonancia y la transforman en sonido, que acaba finalmente expulsado por la boca del instrumento (ese hueco redondo que hay en el centro) ¡Toda una obra de artesanal ingeniería!
Como he comentado antes, hay tres tipos de guitarra básicamente en este apartado: La clásica, la flamenca, y la acústica. Vamos a por ellas, no sin antes recordar que los aros son la parte lateral, esa donde se suele apoyar el brazo al tocar, que rodea toda la guitara. El fondo es la parte de atrás, la que queda pegada al cuerpo del instrumentista. La tapa es la parte frontal
Guitarra clásica
Construida con maderas de palo santo en sus aros y el fondo, y cedro o pino en la tapa. La principal característica es la de una sonoridad muy profunda, con un cuerpo de sonido potente, producido sobre todo por la altura del puente. Es fácil reconocer una guitarra clásica, al observar que los aros son de color marrón oscuro (palo santo), aunque no todas las que tienen este color en sus aros son clásicas. Luego lo explicaré.
Guitarra flamenca
Originalmente, se concibió la guitarra flamenca para emitir un sonido inmediato, sin que durara demasiado en la caja de resonancia, para que fuera expulsado del instrumento rápidamente y así pudiera estar lo más sincronizado con el baile y el cante flamenco. Por ese motivo se construye con los aros y el fondo con madera de ciprés, que posee precisamente esas características sonoras. Y para añadir más efecto espejo en el sonido, la tapa era de pino abeto. En la construcción se tenía en cuenta que los aros fueran más bien estrechos, precisamente para evitar que el sonido se adentrara demasiado en la caja y poderlo expulsar más fácilmente. A nivel pulsación, se bajó bastante la altura del encordado para que la pulsación fuera más precisa, propiciando una mayor soltura al guitarrista para poder interpretar cualquier técnica más cómodamente. Otra obra de ingeniería adaptada a las circunstancias.
Y precisamente por todo ello, se puede distinguir enseguida una guitarra flamenca de una clásica por los aros. Si son claros, normalmente del mismo tono que la tapa, son guitarras flamencas.
Resumiendo, las principales diferencias entre una guitarra clásica y una flamenca podríamos resumirlas en:
Ahora bien, hay que matizar algún detalle con respecto a las guitarras flamencas, ya que su uso ha ido evolucionando. La guitarra flamenca original (denominada popularmente como “petenera”) ya nada tiene que ver con la actual. El guitarrista flamenco ya no se limita a cuatro acordes y rasgueos como hace cien años. Hoy en día es un señor concertista, y sus necesidades son mucho más pretenciosas, llevando a los constructores a un grado de superación para crear instrumentos más sofisticados. Los aros son más anchos, se ha incorporado el palo santo en muchas ocasiones (palo santo y otras maderas oscuras), así como el cedro también forma parte de las opciones para la tapa, se ha construido en diferentes medidas de diapasón, y se buscan nuevos armónicos. Todo ello ha llevado a un punto de calidad tremendo, en comparación con las originales “peteneras”.
Guitarra acústica
El objetivo primordial de este instrumento suele ser el de acompañamiento a la voz, lo que ha llevado a crear una guitarra con un diapasón (la pieza donde se colocan los dedos para crear acordes) más estrecho, así como la incorporación de cuerdas metálicas (en las españolas son de nailon), el pulsado por medio de púa, y sobre todo lo que más llama la atención es su caja de resonancia, más grande en su parte más ancha. En este instrumento la prioridad no es interpretar canciones sino más bien acompañarlas. Como podemos comprobar, es otra obra de ingenio. Todo se racionaliza en función del objetivo. A nivel sonoro, la principal característica es su sonido en frecuencias medias y agudas, proporcionado sobre todo por las cuerdas metálicas.
Guitarra eléctrica
Realmente merece capítulo aparte, pero englobado dentro de los tipos de guitarra. La eléctrica es sin duda, la más extendida por el planeta. Es fácilmente reconocible por cualquiera. Se toca estando de pie, al contrario que sucede con las españolas (nosotros siempre cómodos, sentados). Su construcción es muy diferente, pero similar a la vez a las acústicas. Su fundamento es el mismo, salvo en la forma de extraer el sonido. No tiene caja de resonancia. Las vibraciones del encordado se producen en unos transmisores (o “pastillas”) desde donde sale una señal que, conectada al amplificador por un cable, se traduce en sonido. Aquí entra ya en juego todo un mundo de efectos y aparatos, secuenciadores, pedales, pedaleras, etc., para lograr el tipo de sonido deseado. La caja de resonancia pasa a ser una pieza maciza donde se insertan las pastillas, puentes, embellecedores y conexiones. Otro rasgo diferenciador es el clavijero, donde las cuerdas están en la parte superior de la cabeza.
Por lo común, una guitarra eléctrica es mucho más cómoda que una flamenca. Sus cuerdas están muy juntas, el mástil es más estrecho, lo que permite una mayor facilidad para la mano izquierda, y sobre todo, el sonido... Con pulsar mínimamente se puede extraer muchos decibelios ¡Y sin acoplar!
Y ahora las “híbridas”, o electrificadas.
Una guitarra española, clásica o flamenca, así como la acústica, necesitan un medio para ser amplificadas. El sistema más común siempre ha sido el micrófono. Pero tiene un gran inconveniente: la retroalimentación (o feed back, o acople). Para solucionar este problema existe una serie de sistemas que permiten trasmitir las vibraciones a un sistema que las amplifica, evitando la retro alimentación. Suele consistir en una pieza que se coloca por el puente (ya sabemos, donde se anudan las cuerdas en la tapa) y que por medio de un cable se envía al sistema de amplificación. No voy a profundizar en marcas ni tipos de sistemas. Más bien la referencia es al sistema. La gran ventaja es que no acoplan, lo que permite un mayor volumen, teniendo por contra la peor calidad de sonido, ya que no capta fielmente los matices propios de una guitarra, proporcionando en muchas ocasiones una percepción más nasal, muy mediosa, y un sonido más artificial. No obstante, es un recurso a considerar cuando se toca con otros instrumentos de alta potencia como la percusión, metales, o instrumentos de línea.
Otros instrumentos similares.
Aquí podríamos reseñar la guitarra barroca, la renacentista, la romántica, la de 8, 10 ó 12 cuerdas, el requinto, el guitarrón, la guitarra baja, el bajo eléctrico, el sitar, etcétera. No obstante, englobo todos éstos capítulo aparte al no ser una guitarra intrínsecamente.
Considero el tema de la construcción de guitarras como algo muy apasionante. He estado años colaborando con constructores en control final de calidad y puedo asegurar que es altamente instructivo, así como muy aleccionador en muchos sentidos. Lo recomiendo encarecidamente para cualquier guitarrista. En la mayoría de casos, la guitarra es una perfecta desconocida para el instrumentista y no saber lo que se tiene entre manos es nefasto para conseguir tu propio sonido y sobre todo para una perfecta simbiosis con tu instrumento. Llegado el momento, surge la necesidad de buscar esa guitarra que esté al nivel de la propia técnica, del propio modo de expresión, y necesitamos una prolongación nuestra. Conocer todos los aspectos de la construcción de una guitarra es fundamental para ello. Nuestros conocimientos necesitan un medio adecuado para ser expresados, y vamos evolucionando. Del mismo modo, vamos muchas veces cambiando de guitarra precisamente por ello.
Como cualquier guitarrista profesional, tengo mi propia colección de guitarras. Cada una marca la época que compartí con ella. Es más, me atrevería a decir que las canciones compuestas e interpretadas en cada momento donde mejor suenan es en la guitarra que tocaba entonces. Pero la vida es un rio que discurre, y en su curso fluyen las canciones, las personas, el conocimiento, los sentimientos, las vivencias, y todo ello queda grabado en el alma de cada guitarra. Por eso digo que cada una tiene personalidad propia. Ahora tengo mucho más conocimiento que cuando empecé hace ya casi 50 años, mi guitarra pide a gritos una renovación y toca nueva etapa, nueva guitarra. Obviamente, tengo muy claro lo que quiero de una guitarra hoy en día, pero me da mucha pereza buscarla, ya aparecerá, y si no aparece, bien a gusto que estoy con la que ahora toco. Es fácil darse cuenta de las reflexiones morales que anteceden a la adquisición de una guitarra porque, a fin de cuentas, la verdadera guitarra está en uno mismo. Nunca lo dudéis.
Y ahora viene cuando te pregunto... Tu guitarra ¿cómo llegó a ti?, ¿por qué la elegiste?, ¿sigues a gusto con ella?, ¿necesitas más?, ¿es el tipo de guitarra que necesitas?, ¿echas algo en falta?, ¿te da felicidad?...
Si te das cuenta, verás cómo las respuestas en muchos casos no tienen que ver con la guitarra sino contigo mismo. Esa es la clave.